Por Luisa Ballentine
Tras su temporada del año 2007, regresó a la cartelera local la obra “Philotas” en el marco del Festival Santiago a Mil y bajo el alero del Teatro Nacional Chileno.
Protagonizada por Salvador Burell en el rol del joven príncipe, el montaje destaca especialmente por esta actuación, donde se observa a un adolescente impetuoso que invoca a los dioses en busca de la solución a su gran problema: haber sido capturado por las tropas con que su padre está en guerra, lo que podría significar negociar para traerlo de vuelta, y dejar en desventaja a su reino.
Afortunadamente para Philotas, las cosas serán un poco más sencillas, pues el hijo del rey que lo tiene cautivo, está en manos del enemigo también, por lo que el canje de ambos asegura continuidad a la guerra y un nuevo equilibrio neutro.
Es entonces cuando el impulsivo prisionero comienza a elaborar sus ideas suicidas en busca de dejar a su padre en mejor posición que el enemigo. En este periplo, Salvador Burell demuestra un dominio del carácter a toda prueba y una destreza física que impresiona por la hiperactividad, los saltos, la coreografía de combate y las referencias a la danza que es posible ver, sin notar siquiera un gramo de cansancio en su delgado, pero ágil cuerpo.
En el elenco también están Francisco Reyes, Óscar Hernández y Tito Bustamante; todos ellos impecables en su interpretación, dando con todos los matices de los personajes que representan (el rey, su mano derecha y un prisionero) y otorgando esa ponderación que exige la juventud y desplante de Philotas, para contener una obra que fue escrita por Otthold Ephraim Lessing en 1758.
Gracias a la dirección de Alexander Stillmark y esa precisión que aportan los actores, la versión de este clásico llega fresca y creíble, plagada de sarcasmo, humor y una reconfortante visión del honor y la lealtad en aquellos tiempos.
Aunque resulta un poco decepcionante ver las butacas vacías que quedan en el Teatro Nacional Chileno, lo importante es que el equipo no pierde la oportunidad de mostrar un excelente trabajo, del que saldrá catapultado, sin duda alguna, el talento de Salvador Burell como algo más que una joven promesa.
Tras su temporada del año 2007, regresó a la cartelera local la obra “Philotas” en el marco del Festival Santiago a Mil y bajo el alero del Teatro Nacional Chileno.
Protagonizada por Salvador Burell en el rol del joven príncipe, el montaje destaca especialmente por esta actuación, donde se observa a un adolescente impetuoso que invoca a los dioses en busca de la solución a su gran problema: haber sido capturado por las tropas con que su padre está en guerra, lo que podría significar negociar para traerlo de vuelta, y dejar en desventaja a su reino.
Afortunadamente para Philotas, las cosas serán un poco más sencillas, pues el hijo del rey que lo tiene cautivo, está en manos del enemigo también, por lo que el canje de ambos asegura continuidad a la guerra y un nuevo equilibrio neutro.
Es entonces cuando el impulsivo prisionero comienza a elaborar sus ideas suicidas en busca de dejar a su padre en mejor posición que el enemigo. En este periplo, Salvador Burell demuestra un dominio del carácter a toda prueba y una destreza física que impresiona por la hiperactividad, los saltos, la coreografía de combate y las referencias a la danza que es posible ver, sin notar siquiera un gramo de cansancio en su delgado, pero ágil cuerpo.
En el elenco también están Francisco Reyes, Óscar Hernández y Tito Bustamante; todos ellos impecables en su interpretación, dando con todos los matices de los personajes que representan (el rey, su mano derecha y un prisionero) y otorgando esa ponderación que exige la juventud y desplante de Philotas, para contener una obra que fue escrita por Otthold Ephraim Lessing en 1758.
Gracias a la dirección de Alexander Stillmark y esa precisión que aportan los actores, la versión de este clásico llega fresca y creíble, plagada de sarcasmo, humor y una reconfortante visión del honor y la lealtad en aquellos tiempos.
Aunque resulta un poco decepcionante ver las butacas vacías que quedan en el Teatro Nacional Chileno, lo importante es que el equipo no pierde la oportunidad de mostrar un excelente trabajo, del que saldrá catapultado, sin duda alguna, el talento de Salvador Burell como algo más que una joven promesa.
Presentada en el marco del Festival Santiago a Mil
Información de cartelera AQUÍ
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