Bienvenidos a la Casa de Remolienda
Por Luisa Ballentine
Los sonidos de la cueca, el acervo lingüístico de los típicos huasos y todos aquellos distintivos que componen la cultura criolla nacional, son los elementos que han hecho de esta versión de La Remolienda, una de las mejores puestas en escena de los últimos años.
Bajo la dirección de Raúl Osorio y a cargo del elenco que integra el Teatro Nacional Chileno, este clásico de la dramaturgia escrito por Alejandro Sieveking, ha tomado una fuerza inusual que el público ha sabido agradecer llenando cada fin de semana todas y cada una de las funciones, a pesar del frío de este otoño.
Sobre el escenario, unas mesas, una carreta y una gallina son el único soporte de los actores que dan el inicio al montaje. Y es justamente en ese momento, con el monólogo inaugural de doña Nicolasa, interpretada magistralmente por Diana Sanz, que comienza un recorrido vertiginoso por esta historia tan querida y recordada en el imaginario colectivo.
El denominador común de los mejores montajes de este año siguen siendo la austeridad escenográfica y la precisión actoral, y en este caso la regla nuevamente se cumple, y es especialmente destacable el cuidado que se ha puesto sobre cada locación para recrear la casa de remolienda y evocar el camino hacia el pueblo tan anhelado por doña Nicolasa y sus tres hijos: Curanilape.
Allí encontrarán dos motivos para maravillarse: la existencia de luz “eléutrica”, como dicen ellos, y el amor, en los brazos de las jóvenes que intentan hacer todo por ocultar su pasado, en un juego de enredos y equivocaciones.
Las actuaciones alcanzan tal notabilidad que el público siente el impulso de aplaudir en varias ocasiones, y no sólo al finalizar el montaje. ¿Por qué? Pues no sólo porque hacen gala de una gran fuerza interpretativa, como se aprecia en los más jóvenes, sino también porque se expresan de manera brillante a través de la música, especialmente Doña Rebeca, la dueña de la casa de remolienda, interpretada por Blanca Mallol, quien nos brinda sobre el escenario un canto digno de ovacionar de pie.
Esta nueva versión de La Remolienda tiene méritos para conquistar a grandes y chicos, por lo que es una excelente oportunidad de salir en familia y disfrutar no sólo la historia, sino también la puesta en escena, las actuaciones que recrean a los campesinos con una exactitud milimétrica despertando la hilaridad y las risas incontrolables del observador, y la música, como una protagonista más de esta historia de un Chile antiguo que podría ser el Chile de este momento en algún pueblo escondido en los rincones de un mapa, o en el alma de quienes vivieron ese tiempo y hoy lo recuerdan.
“La Remolienda” de Alejandro Sieveking
Dirección: Raúl Osorio
Elenco: Teatro Nacional Chileno
Funciones: jueves a sábado a las 20:00 horas
Sala Antonio Varas, Morandé 25, Santiago Centro
Entradas: $5.000 general
Dirección: Raúl Osorio
Elenco: Teatro Nacional Chileno
Funciones: jueves a sábado a las 20:00 horas
Sala Antonio Varas, Morandé 25, Santiago Centro
Entradas: $5.000 general
1 comentario:
lejos mi obra favorita
la primera vez q la vi fue sí en una grabación en el colegio con los primeros actores q la hicieron
me encanta esta obra !!
la cueca, el roto, el huaso, la puta bkn a su vez
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