lunes, 6 de septiembre de 2010

Hijo de pobre

Por Luisa Ballentine

Siempre me ha parecido especialmente hermoso y destacable el trabajo con marionetas. No sólo porque es increíble lo que pueden transmitir esos seres aparentemente hechos nada más que de palo, sino por el cariño con que son manipulados por quienes les dan vida.

No es la excepción de Hijo de pobre, un muy emotivo relato basado en el cuento Es que somos muy pobres de Juan Rulfo, en el que los actores Gabriela Banderas e Iván Álvarez de Araya tienen sus alteregos en miniatura y los tratan como si fueran sus niños y les enseñaran a dar sus primeros pasos.

El título por sí solo nos cuenta a qué nos vamos a enfrentar. La obra habla, justamente, de la pobreza, de ser hijo de pobre, pero más fuertemente de un sino al que no se puede escapar, de una condena, de una parada terminal que es tan cierta como ineludible.

Pero lo hace muy notablemente, con predominancia de lo bello por sobre lo terrible del relato. Las escenas que crean son memorables, son íntimas y muy bien escenificadas. Nos abren una ventana a su vida y apreciamos cómo se desenvuelven, qué sueñan y qué van perdiendo en el camino.

Hijo de pobre es un trabajo muy interesante desde muchos puntos de vista. Muy significativamente el visual, pero también se aprecia una labor actoral muy bien ejecutada, que alcanza su punto máximo en la interpretación del padre, y una dirección acertada en la coordinación de todos los elementos que le dan vida.

¿Cuándo y dónde? Ver ficha en Solo Teatro.

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