domingo, 6 de julio de 2008

La niña y el león

Por Luisa Ballentine

¿Cómo juzgar el trabajo realizado en el teatro infantil desde la perspectiva adulta? ¿De qué modo es posible compenetrarse con ese supuesto niño interior que permitiría ejecutar tales acciones?

Quizás partir por los resultados sea una buena idea. Y si es así se puede afirmar que “La niña y el león”, trabajo de la compañía La máquina teatro, cumple con creces las expectativas de los más pequeños, que no sólo se maravillan con lo que observan en el escenario, sino que además interactúan con los personajes.

Entre ellos destaca, obviamente, el león; una criatura raptada y separada de su hermano en África, que fue a parar al zoológico de la ciudad y que pasa sus días enviando mensajes hacia el circo para poder mantener contacto con el único ser con que el posee algo en común.

La figura de la niña aparece en medio de la monotonía de la vida animal en cautiverio, otorgando frescura al relato y poniendo sobre la mesa un tema bastante importante: la separación de los padres. Esta niña, que está sola en el zoológico, ha escapado de sus padres debido a que ellos le han comunicado su decisión de separarse.

En el abordaje de esta temática radica el mayor éxito de La máquina teatro, pues no sólo se trata de ponerlo sobre la mesa, sino de lidiar con él a través de una puesta en escena colorida, con música original, que logra captar la atención de los chicos y también de los más grandes, teniendo como excusa la liberación del león en un barco que saldrá desde Valparaíso.

Se habla a los más pequeños en su propio lenguaje, con una escenografía a todas luces auspiciada por Lego, que hace aún más cercano el entorno repleto de los famosos ladrillos armables creados por esta multinacional de la juguetería; y permitiéndoles acercarse a los personajes que en todo momento bajan del escenario para interactuar, sin invadir, con el público.

Doble acierto: primero en la identificación que los niños logran con la obra, manteniendo silencio cuando corresponde, participando con sus gritos y tratando de hablar con el león; y segundo en el certero posicionamiento de la separación de los padres como un tema que debe ser abordado por las artes dirigidas a este segmento de la población.

Siempre se les podrá contar la historia de la Cenicienta con sus hermanas malvadas, pero mucho mejor si se invierten esfuerzos para dejar contenido en sus cabezas en formación. Y quizás haya sido esto lo que permitió a la compañía a adjudicarse un Fondart; merecido por todo lo mencionado, y con el desafío de extender este discurso a otras zonas de Santiago (y de Chile) para que todo tipo de niños pueda disfrutar del espectáculo, y no sólo los que tienen acceso al sector oriente de la capital.

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