Lonquén… del limbo a la tierra es una composición coral, una construcción hecha a partir de los distintos lados de un mismo cubo. El Chile militar de fines de siglo, la partida de muchos en manos de la dictadura y los cuadros familiares que rememoran la existencia de los idos.
La puesta en escena posee una escenografía sencilla, sin embargo coreográfica y visualmente, es una cascada que fluye con potencia y que se articula en torno de sí misma con perfecta sincronía.
Los personajes, representados con sutileza y pasión por el elenco, a primera vista parecen no estar relacionados, pero conforme avanza la obra, es posible notar cómo la inmigrante, el matrimonio, el padre, el hijo, la novia y la amante tienen todo que ver entre sí. En algún tiempo debido a alguna circunstancia, todos viven el mismo momento tétrico de la muerte y la desesperanza.
A pesar de tocar un tema recurrente en la dramaturgia nacional, la compañía La oruga llena el escenario con música, risas y danzas, mostrando un lado poco explorado en este género como es la vivencia cotidiana en dictadura, con sus altos y bajos. Con días buenos y malos, con fantasmas, recuerdos y nostalgia.
La muerte se menciona al pasar porque no es el tema central de Lonquén… del limbo a la tierra, aun cuando sus personajes giran en torno a ella. La idea madre es, más bien, el reencuentro futuro, el jolgorio del luto, la carcajada entre lágrimas.
Es un montaje de gran belleza visual muy bien musicalizado y actuado. Un aporte a la cartelera teatral de estos días, una mirada fresca, con gusto a balalaika, fiesta y funeral.
¿Cuándo y dónde? Ver ficha en Solo Teatro.
La puesta en escena posee una escenografía sencilla, sin embargo coreográfica y visualmente, es una cascada que fluye con potencia y que se articula en torno de sí misma con perfecta sincronía.
Los personajes, representados con sutileza y pasión por el elenco, a primera vista parecen no estar relacionados, pero conforme avanza la obra, es posible notar cómo la inmigrante, el matrimonio, el padre, el hijo, la novia y la amante tienen todo que ver entre sí. En algún tiempo debido a alguna circunstancia, todos viven el mismo momento tétrico de la muerte y la desesperanza.
A pesar de tocar un tema recurrente en la dramaturgia nacional, la compañía La oruga llena el escenario con música, risas y danzas, mostrando un lado poco explorado en este género como es la vivencia cotidiana en dictadura, con sus altos y bajos. Con días buenos y malos, con fantasmas, recuerdos y nostalgia.
La muerte se menciona al pasar porque no es el tema central de Lonquén… del limbo a la tierra, aun cuando sus personajes giran en torno a ella. La idea madre es, más bien, el reencuentro futuro, el jolgorio del luto, la carcajada entre lágrimas.
Es un montaje de gran belleza visual muy bien musicalizado y actuado. Un aporte a la cartelera teatral de estos días, una mirada fresca, con gusto a balalaika, fiesta y funeral.
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