31 cartas escritas a comienzos del siglo XX por pacientes de la antigua Casa de orates, actual Instituto Psiquiátrico, son el punto de partida de este montaje que le otorga un poco de dignidad a los autores de las misivas que nunca llegaron a sus destinatarios.
Orates es una obra que está en búsqueda, es un trabajo que se crea y recrea a sí mismo a través de la metáfora de una compañía de teatro que ensaya la puesta en escena de estas misivas.
La dirección de Jaime Lorca y Paly García es un lujo, lo mismo el elenco. En una cruzada orate, tal como su nombre, se embarcan en la aventura de poder mostrar y compartir con el público cómo sería el mundo de quienes vertieron su mente y pensamientos en un pedazo de papel.
El resultado es caótico, pero a la vez muy hermoso, especialmente el juego que tienen con unos clóset de los que todos salen y entran frenéticamente. Metáfora de la inquietud constante que exhiben quienes han sido catalogados como “locos” y cuyo mundo interior está tan vivo que encuentra formas poco ortodoxas para expresarse en un tiempo y espacio infinitamente limitados y obsoletos.
Hay momentos en que no estamos seguros de si presenciamos el ensayo o la obra misma, otro interesante truco que responde a la necesidad de ponerse en la piel de quienes un día soñaron un universo que era mucho más interesante que el real… si es que se puede utilizar esa palabra.
Orates es un trabajo que usa el humor para acercarse a una tragedia muy humana, muy íntima, muy pequeña, pero a la vez enorme: lo que significa tener algo para decir y que nadie lo reciba. Sin duda se hace justicia y, si bien, esas misivas nunca fueron entregadas a sus destinatarios, al menos llegan hoy hasta nosotros. Ojo con el final delirante, sorpresivo y, sin duda, muy certero y pertinente; le da un gran significado a la obra y completa un círculo perfecto.
¿Cuándo y dónde? Ver ficha en Solo Teatro.
Orates es una obra que está en búsqueda, es un trabajo que se crea y recrea a sí mismo a través de la metáfora de una compañía de teatro que ensaya la puesta en escena de estas misivas.
La dirección de Jaime Lorca y Paly García es un lujo, lo mismo el elenco. En una cruzada orate, tal como su nombre, se embarcan en la aventura de poder mostrar y compartir con el público cómo sería el mundo de quienes vertieron su mente y pensamientos en un pedazo de papel.
El resultado es caótico, pero a la vez muy hermoso, especialmente el juego que tienen con unos clóset de los que todos salen y entran frenéticamente. Metáfora de la inquietud constante que exhiben quienes han sido catalogados como “locos” y cuyo mundo interior está tan vivo que encuentra formas poco ortodoxas para expresarse en un tiempo y espacio infinitamente limitados y obsoletos.
Hay momentos en que no estamos seguros de si presenciamos el ensayo o la obra misma, otro interesante truco que responde a la necesidad de ponerse en la piel de quienes un día soñaron un universo que era mucho más interesante que el real… si es que se puede utilizar esa palabra.
Orates es un trabajo que usa el humor para acercarse a una tragedia muy humana, muy íntima, muy pequeña, pero a la vez enorme: lo que significa tener algo para decir y que nadie lo reciba. Sin duda se hace justicia y, si bien, esas misivas nunca fueron entregadas a sus destinatarios, al menos llegan hoy hasta nosotros. Ojo con el final delirante, sorpresivo y, sin duda, muy certero y pertinente; le da un gran significado a la obra y completa un círculo perfecto.
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