jueves, 23 de agosto de 2012

El otro


Por Luisa Ballentine

Resulta difícil poder articular un texto en torno a una obra que carece completamente de él y donde el lenguaje verbal juega un rol casi invisible.

Decir que “El otro” es una pieza hermosa y conmovedora me resulta insuficiente. Es que hay tanto más que la belleza y la conmoción que me parece necesario buscar alguna forma que transmita esa totalidad ininteligible. Pero creo que no lo lograré y tendrán que verla para confirmar de qué hablo.

En términos de argumento, “El otro” pone en escena a parejas del hospital siquiátrico de Putaendo y nos brinda una ventana para observar algunos momentos privados que se presencian de manera casi pudorosa por el espectador. Casi pensando que no deberíamos tener acceso a algo tan íntimo.

Técnicamente, es perfecta. Sólo le quitaría los textos grabados. Las actuaciones son arrolladoras, los personajes se muestran como no-personajes y, si bien existe una caracterización desde todo punto de vista, no se ven los hilos en escena, no se percibe nada que sea forzado o artificial. Cada uno de los actores brilla, son un ensamble muy bien compenetrado, pero no puedo dejar de destacar especialmente a Paola Lattus, pues su performance es TODO. Aunque insisto: aplauso de pie para el elenco completo.

La dirección de Luis Guenel es un reloj. Y lo digo como un piropo porque es difícil conseguir que una pieza que necesita ser espontánea por su naturaleza, lo sea de una manera coherente y no haga que el espectador se pierda en medio de la nada. Es cierto que no estamos frente a una obra de teatro convencional, pero afortunadamente existe una guía y un proceso conductivo que hace que todo tenga un sentido. No un sentido temporal ni tampoco en referencia al clásico acción-reacción, pero sí emotivo. Lo que sucede cobra sentido en la medida en que los personajes tienen la posibilidad de desarrollarse durante la obra y de mostrarse poco a poco hasta revelarse por completo (o al menos dentro de lo que es posible en una hora).

“El otro” es pura emoción y por eso es tan difícil para mí escribir sobre ella. Enfatizo que no es una obra convencional: no tiene un comienzo donde se presenta el conflicto, un desarrollo y un desenlace. No. No hay texto… lo que no significa que no haya diálogo, ojo con eso. Es una obra PRECIOSA en el sentido más puro de la palabra, construida en base a puros momentos, instantes.

Recomendada para cualquiera que desee darse la oportunidad de emocionarse con un trabajo bien hecho, bien ensayado, redondo. No recomendada para los espectadores clásicos y tradicionales que prefieren mantenerse alejados del teatro experimental o de aquello que no les hable directamente al cerebro racional. Si se regalan la oportunidad de verla, maravilloso. Y ojalá lo hagan.

Mil estrellas doradas para “El otro”.

Más info en www.soloteatro.cl

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