Por Luisa Ballentine
Resulta difícil poder articular un texto en torno a
una obra que carece completamente de él y donde el lenguaje verbal juega un rol
casi invisible.
Decir que “El otro” es una pieza hermosa y
conmovedora me resulta insuficiente. Es que hay tanto más que la belleza y la
conmoción que me parece necesario buscar alguna forma que transmita esa
totalidad ininteligible. Pero creo que no lo lograré y tendrán que verla para
confirmar de qué hablo.
En términos de argumento, “El otro” pone en escena a
parejas del hospital siquiátrico de Putaendo y nos brinda una ventana para
observar algunos momentos privados que se presencian de manera casi pudorosa
por el espectador. Casi pensando que no deberíamos tener acceso a algo tan
íntimo.
Técnicamente, es perfecta. Sólo le quitaría los
textos grabados. Las actuaciones son arrolladoras, los personajes se muestran
como no-personajes y, si bien existe una caracterización desde todo punto de
vista, no se ven los hilos en escena, no se percibe nada que sea forzado o
artificial. Cada uno de los actores brilla, son un ensamble muy bien
compenetrado, pero no puedo dejar de destacar especialmente a Paola Lattus,
pues su performance es TODO. Aunque insisto: aplauso de pie para el elenco
completo.
La dirección de Luis Guenel es un reloj. Y lo digo
como un piropo porque es difícil conseguir que una pieza que necesita ser
espontánea por su naturaleza, lo sea de una manera coherente y no haga que el
espectador se pierda en medio de la nada. Es cierto que no estamos frente a una
obra de teatro convencional, pero afortunadamente existe una guía y un proceso
conductivo que hace que todo tenga un sentido. No un sentido temporal ni
tampoco en referencia al clásico acción-reacción, pero sí emotivo. Lo que
sucede cobra sentido en la medida en que los personajes tienen la posibilidad
de desarrollarse durante la obra y de mostrarse poco a poco hasta revelarse por
completo (o al menos dentro de lo que es posible en una hora).
“El otro” es pura emoción y por eso es tan difícil
para mí escribir sobre ella. Enfatizo que no es una obra convencional: no tiene
un comienzo donde se presenta el conflicto, un desarrollo y un desenlace. No.
No hay texto… lo que no significa que no haya diálogo, ojo con eso. Es una obra
PRECIOSA en el sentido más puro de la palabra, construida en base a puros
momentos, instantes.
Recomendada para cualquiera que desee darse la
oportunidad de emocionarse con un trabajo bien hecho, bien ensayado, redondo.
No recomendada para los espectadores clásicos y tradicionales que prefieren
mantenerse alejados del teatro experimental o de aquello que no les hable
directamente al cerebro racional. Si se regalan la oportunidad de verla,
maravilloso. Y ojalá lo hagan.
Mil estrellas doradas para “El otro”.
Más info en www.soloteatro.cl
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