Por Luisa Ballentine
Basado en la obra El zoológico de cristal de Tennessee Williams, Temporal es un relato sencillo que la compañía Niño Proletario lleva a escena tomando como punto de partida la necesidad de una madre de asegurar el futuro de su hija, una joven sin trabajo ni ambiciones que además posee un defecto físico: cojea.
Con gran agilidad, los tres personajes centrales, donde también es posible identificar al hermano, dan a conocer rápidamente los conflictos de la historia, que tienen su punto más importante en el deseo de Tomás de abandonar la casa e ir en busca de un destino como el de su padre alcohólico. Un pasaporte será la llave de entrada a ese mundo que él imagina mejor.
A pesar de las diferencias de esta familia, los tres son capaces de coincidir en un objetivo: buscar un candidato matrimonial para Laura, la hija coja, que pueda mantenerla y darle una vida digna. Es entonces cuando aparece en escena Fritz, quien detonará el desenlace de este particular drama.
La escenografía de Temporal es acuciosa, detallada y bien lograda. Representa a la perfección un departamento de clase de media donde a veces no hay lugar para todos. Música hay poca y los recursos sonoros que se utilizan para situar al espectador en las diferentes horas del día, están dados por grabaciones de radiales y de programas de televisión. Sin embargo la iluminación es la que mejor cumple esta función, marcando claramente la mañana, el atardecer y la noche.
Las actuaciones son el otro acierto de esta obra, donde cada artista consigue el objetivo de caracterizar a su personaje. En este despliegue es Diana Sanz quien más destaca, otorgando peso escénico y además permitiendo ver la interacción de dos generaciones en un mismo espacio, alimentándose mutuamente y exhibiendo una obra de calidad altamente recomendable y muy cercana al público.
Consulta la cartelera teatral de Santiago en www.soloteatro.cl
Basado en la obra El zoológico de cristal de Tennessee Williams, Temporal es un relato sencillo que la compañía Niño Proletario lleva a escena tomando como punto de partida la necesidad de una madre de asegurar el futuro de su hija, una joven sin trabajo ni ambiciones que además posee un defecto físico: cojea.
Con gran agilidad, los tres personajes centrales, donde también es posible identificar al hermano, dan a conocer rápidamente los conflictos de la historia, que tienen su punto más importante en el deseo de Tomás de abandonar la casa e ir en busca de un destino como el de su padre alcohólico. Un pasaporte será la llave de entrada a ese mundo que él imagina mejor.
A pesar de las diferencias de esta familia, los tres son capaces de coincidir en un objetivo: buscar un candidato matrimonial para Laura, la hija coja, que pueda mantenerla y darle una vida digna. Es entonces cuando aparece en escena Fritz, quien detonará el desenlace de este particular drama.
La escenografía de Temporal es acuciosa, detallada y bien lograda. Representa a la perfección un departamento de clase de media donde a veces no hay lugar para todos. Música hay poca y los recursos sonoros que se utilizan para situar al espectador en las diferentes horas del día, están dados por grabaciones de radiales y de programas de televisión. Sin embargo la iluminación es la que mejor cumple esta función, marcando claramente la mañana, el atardecer y la noche.
Las actuaciones son el otro acierto de esta obra, donde cada artista consigue el objetivo de caracterizar a su personaje. En este despliegue es Diana Sanz quien más destaca, otorgando peso escénico y además permitiendo ver la interacción de dos generaciones en un mismo espacio, alimentándose mutuamente y exhibiendo una obra de calidad altamente recomendable y muy cercana al público.
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