jueves, 20 de septiembre de 2012

Juan Salvador Tramoya


Por Luisa Ballentine

Pocas veces durante el año hay estrenos tan memorables. Obras tan perfectamente hechas ante las cuales sólo queda aplaudir de pie. Es el caso de Juan Salvador Tramoya, que viene precedida por el impecable trabajo de la compañía La mona ilustre y de los grandes Miguel Bregante y Diego Hinojosa, a quienes conocí en Brams, un portento de la comedia que espero se reestrene pronto.

Pero bueno, al grano: Juan Salvador Tramoya es la vida. Es la pasión, es el alma, es todo. Es LO que hay que ver en lo que queda de septiembre.

Es una comedia emotiva. Es un trabajo hermoso que habla de los sueños, o más bien de la libertad de soñar en grande, de permitirnos ese lujo que la sociedad contemporánea nos quiere arrebatar. El derecho de pensar e imaginar lo que podemos llegar a ser sin límites… y de cumplirlo.

El argumento es ése, así de simple. Pero en realidad más importante que ello es la puesta en escena. Es una obra totalmente física que descansa en la habilidad inmaculada de Diego Hinojosa para manejar su cuerpo, su voz y para hacer reír. El hombre tiene el don y se nota. Se nota el oficio, el talento, su comicidad natural, su gracia y elegancia. Y también el inmenso TRABAJO que hay detrás.

Juan Salvador Tramoya es exigente con su ejecutor, es rápida y ágil una vez que agarra vuelo y no da tregua. Está perfectamente coreografiada y en eso se nota la mano de Miguel Bregante, gran director que logra hacer que cada momento fluya y forme parte de un universo paralelo; que es al final la gracia del buen teatro, dejarte dentro de otro mundo y hacerte creer que es real. Es el pacto que establece el espectador con el montaje.

Fui a ver la obra porque a estas alturas cualquier trabajo de La mona ilustre es un imperdible. Tenía muy altas expectativas y se cumplieron totalmente. Al principio parte un poco lenta, pero yo mantenía firme mi fe de que nos iba a hacer feliz y lo cumplió a cabalidad.

Al salir del teatro nos quedamos con la sensación de haber visto algo no sólo bien hecho, sino mágico. Con corazón, con inteligencia. Algo que fue trabajado con cariño para dar vida a una puesta en escena hermosa y significativa. Y una de las cosas que más me gusta de este trabajo, es que es apto para todo espectador porque está creado con pura belleza e inocencia. Un niño de 10 años lo puede gozar tanto como la abuelita.

Espero transmitir a través de este humilde comentario, la grandeza de Juan Salvador Tramoya y la necesidad de verla para poder alimentar el espíritu (por muy cursi que suene). Me autodesigno presidenta del fanclub oficial de Diego Hinojosa y deposito en estas palabras mi admiración a la pasión y entrega con la que desempeña el oficio de actor porque de verdad que es OTRA COSA.

Termino entregando ciento cuatro Jumbitos y mil kilos de manjar al dulce Juan Salvador Tramoya. Larga vida al buen teatro. He dicho, caso cerrado. 

Más info en www.soloteatro.cl

2 comentarios:

Anónimo dijo...

este actor ami me enamora es un actor muy libre y super divertido me encanta..

Tomás Reyes dijo...

Qué verdadero era realmente